El
Ministerio de Transporte del Reich organizaba los itinerarios de los trenes de la German
Reichbahn que trasladaban a los deportados judíos hacia los campos de
concentración, aportando de manera crucial a la logística del exterminio. La
empresa nacional de ferrocarriles transportaba cincuenta personas hacinadas
en un vagón, en formaciones de cincuenta vagones de carga, lo que le permitían
llevar dos mil quinientas personas en
cada convoy y la SS le pagaba por cada prisionero judío deportado el mismo
precio por kilómetro que se cobraba a un pasajero alemán, medio pfennig (penique, pequeña
moneda alemana que valía 1/100 de un marco). Las condiciones del traslado eran
terribles: a los prisioneros no les daban
agua ni alimentos, Padecían calor extremo en verano y temperaturas heladas en
invierno y sólo disponían de un balde como sanitario. No es de extrañar que muchos murieran en el trayecto.
A pesar de
tan injusto y bestial trato y en medio de la tragedia, los niños deportados, que igual que a muchos de nosotros les
encantaban los trenes, hicieron dibujos maravillosos. Se les queremos mostrar
hoy como homenaje a los sobrevivientes y recuerdo a las víctimas del
Holocausto.