La revista Caras y Caretas en su edición del del 25/1/1908 contaba que una semana antes, el viernes 17 de enero, cerca de las cinco de la tarde, una
formación que pertenecía al Ferrocarril del Sud sufrió un atentado poco antes
de arribar a Constitución. Una bomba de fabricación casera explotó en el
interior de uno de sus coches, provocando la muerte de un pasajero, Salvador
Stella, casado, de 35 años de edad y padre de varios niños. Otros pasajeros
resultaron heridos, alguno de ellos de gravedad.
El caos que desató la explosión hizo que algunos pasajeros que iban
armados intentaran defenderse comenzando a disparar. Los efectivos policiales que habían acudido
también usaron sus armas apuntándolas contra los vagones. Se dispararon, según
“Caras Y Caretas”, mas de trescientos tiros y por unos minutos la
situación pareció incontrolable. Afortunadamente primó la cordura y se logró
restablecer alguna forma de orden, permitiendo la atención de los heridos y una
accidentada evacuación de la formación.
Según investigaciones posteriores, otras dos bombas estaban preparadas
para activarse y por distintas razones afortunadamente no se utilizaron. Una de
ellas fue encontrada por un empleado ferroviario de la estación Barracas,
Eduardo Molemberg, quien le avisó al guardatren Pedro García. Este actuó con
celeridad y cortó la mecha, inutilizándola. La otra fue llevada a su casa
accidentalmente por un joven de diecinueve años, Vicente Facio, quien confundió
la canasta que la contenía con la suya. Posteriormente fue desactivada por las
autoridades.
La
bomba
La bomba anarquista, que la revista
"Caras y Caretas" del 25 de enero de 1908 define como "Una
máquina infernal, combinada con diabólica sabiduría" constaba, como puede comprobarse en la imágen, de: 1) Pieza
agregada al reloj, donde se ven los fósforos cuyas cabezas dan sobre un frotador
(2), los encendidos que comunican el fuego a la mecha (3), que a su vez lo
transmite a la bomba (4).
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