El Ingeniero Huergo
realizó estudios en la zona que derivaron en la propuesta de una serie de obras
hidráulicas y de saneamiento. Estas fueron aceptadas por el Congreso que en
1913 aprobó la ley 9626 que ordenó la canalización y rectificación del
Riachuelo. El Gobierno dispuso la realización de los trabajos, que empezaron en
1922. Como consecuencia de ellos el Riachuelo tuvo un nuevo cauce, formándose
una laguna, conocida como La Salada. Las aguas de esta laguna, de elevada
mineralización, contenían litio, yodo y bromuro, por lo que pronto fue
promocionada como inmejorable para baños medicinales. Desde mediados de la
década del 40 una gran cantidad de personas comenzó a utilizarlas con fines curativos
por lo que se estableció una parada ferroviaria para atender la creciente
demanda de los bañistas. De esta época data la aparición de este apeadero cuya
fecha precisa de iniciación de actividades no está debidamente documentada. En
1945 se inaugura oficialmente el Balneario La Salada, que existió hasta 1990.
El Manual de Estaciones de 1957 nos informa que la
parada estaba habilitada sólo para el ascenso y descenso de pasajeros. El
boleto que ilustra la nota pertenece a la colección Ferrando
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