"La tarea de
rehacer una Patria, de reconstruir la solidaridad perdida, y de reivindicar lo
que nos fue hurtado por astucia, no es empresa para menguados" Raúl
Scalabrini Ortiz
Se puede estar de
acuerdo o no con sus postulados pero es imposible no reconocer a Scalabrini su
consecuencia y honestidad intelectual. Estaba convencido que los ferrocarriles
en manos de capitales extranjeros profundizaban las consecuencias de la
condición de agro exportador no industrializado que las potencias en
connivencia con nuestra clase gobernante habían asignado a nuestro país al
realizar la división internacional del trabajo. Denunció la utilización de las
políticas tarifarias ferroviarias para impedir el surgimiento de una industria
nacional y ahogar y empobrecer a los pequeños productores agropecuarios y
militó desde temprano entre quienes pretendían la nacionalización lisa y llana
de los servicios ferroviarios.
Designado con el
advenimiento del peronismo como miembro de la Comisión pro nacionalización tuvo
en ella una destacada actuación, dedicando además a este tema un libro,
premiado por la Comisión Nacional de Cultura, “Los ferrocarriles deben ser del
pueblo argentino”.
Presente el 1º de
marzo de 1948 en el acto por la nacionalización de los ferrocarriles encabezado
por el presidente Perón, escribe este emocionado relato: ". . .estuvimos en Retiro, junto con Rodolfo
Aiello (Presidente de la Comisión Pro-Nacionalización) y el Mayor Fernando
Estrada... Estábamos entre la muchedumbre. Éramos tres gotas de agua en el mar
de un millón de ciudadanos. Cuando el silbato de La Porteña anunció que volvía
a ser argentina y se abría un mundo de inmensas posibilidades, como tres niños,
nos tomamos de la mano, sin mirarnos, por vergüenza de demostrar nuestra
emoción...""…Mis pobres ojos de anónimo ciudadano, perdido entre un
millón de ciudadanos como yo, regaron con sus lágrimas ese pedazo del suelo
natal que se llama Retiro, donde 142 años antes la juventud argentina había
iniciado también la Reconquista y la derrota del extranjero invasor. ¡Qué
grande y desproporcionado premio tuvieron mis pequeños afanes individuales con
el simple concordar en la inmensa emoción colectiva que palpitaba al unísono
como si fuera el mismo corazón de la Patria! En esas generosas expresiones
multitudinarias que con su soplo poderoso disipan nuestras preocupaciones
individuales con la facilidad con que el vendaval abate la inhiesta
insignificancia del junco aislado, el espíritu de la tierra se nutre y
reconforta y demuestra que ha subsistido, existe y sobrevivirá a todo,
presente, pasado y futuro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario